Literatura

5 poemas de León Felipe que debes leer ahora mismo

El 11 de abril de 1884 nació el poeta español, León Felipe, quien dedicó parte de su obra al canto de la libertad y la defensa de la dignidad del ser humano.

Jamlet Inculto, enamorado de la poesía, decidió compartir sus cinco poemas favoritos de uno de los poetas más grandes de la lengua castellana:

 

Auschwitz

(A todos los judíos del mundo, mis amigos, mis hermanos)

Esos poetas infernales,

Dante, Blake, Rimbaud…

Que hablen más bajo…

¡Que se callen!

Hoy

cualquier habitante de la tierra

sabe mucho más del infierno

que esos tres poetas juntos.

Ya sé que Dante toca muy bien el violín…

¡Oh, el gran virtuoso!…

Pero que no pretenda ahora

con sus tercetos maravillosos

y sus endecasílabos perfectos

asustar a ese niño judío

que está ahí, desgajado de sus padres…

Y solo.

¡Solo!

Aguardando su turno

en los hornos crematorios de Auschwitz.

Dante… tú bajaste a los infiernos

con Virgilio de la mano

(Virgilio, «gran cicerone»)

y aquello vuestro de la Divina Comedia

fue un aventura divertida

de música y turismo.

Esto es otra cosa… otra cosa…

¿Cómo te explicaré?

¡Si no tienes imaginación!

Tú… no tienes imaginación,

acuérdate que en tu «Infierno»

no hay un niño siquiera…

Y ese que ves ahí…

Está solo

¡Solo! Sin cicerone…

Esperando que se abran las puertas del infierno

que tú ¡pobre florentino!

No pudiste siquiera imaginar.

Esto es otra cosa… ¿cómo te diré?

¡Mira! Este lugar donde no se puede tocar el violín.

Aquí se rompen las cuerdas de todos

los violines del mundo.

¿Me habéis entendido, poetas infernales?

Virgilio, Dante, Blake, Rimbaud…

¡Hablad más bajo!

¡Tocad más bajo!…¡Chist!…

¡¡Callaos!!

Yo también soy un gran violinista…

Y he tocado en el infierno muchas veces…

Pero ahora aquí…

Rompo mi violín… y me callo.

***

 

Como aquellas nube blanca…

Ayer estaba mi amor

como aquella nube blanca

que va tan sola en el cielo

y tan alta,

como aquella

que ahora pasa

junto a la luna

de plata.

Nube

blanca,

que vas tan sola en el cielo

y tan alta,

junto a la luna

de plata,

vendrás a parar

mañana,

igual que mi amor,

en agua,

en agua del mar

amarga.

Mi amor tiene el ritornelo

del agua, que, sin cesar,

en nubes sube hasta el cielo

y en lluvia baja hasta el mar.

El agua, aquel ritornelo,

de mi amor, que, sin cesar,

en sueños sube hasta el cielo

y en llanto baja hasta el mar.

***

 

El dolor

No he venido a cantar

No he venido a cantar, podéis llevaros la guitarra.

No he venido tampoco, ni estoy aquí arreglando mi expediente

para que me canonicen cuando muera.

He venido a mirarme la cara en las lágrimas que caminan hacia el mar,

por el río

y por la nube…

y en las lágrimas que se esconden

en el pozo,

en la noche

y en la sangre…

 

He venido a mirarme la cara en todas las lágrimas del mundo.

Y también a poner una gota de azogue, de llanto,

una gota siquiera de mi llanto

en la gran luna de este espejo sin límites, donde

[me miren y se reconozcan los que vengan.

He venido a escuchar otra vez esta vieja sentencia en las tinieblas:

Ganarás el pan con el sudor de tu frente

«y la luz con el dolor de tus ojos».

Tus ojos son las fuentes del llanto y de la luz.

 

***

 

Preceptiva poética

I

Poesía…

tristeza honda y ambición del alma…

¡cuándo te darás a todos… a todos,

al príncipe y al paria,

a todos…

sin ritmo y sin palabras!…

 

II

Deshaced ese verso.

Quitadle los caireles de la rima,

el metro, la cadencia

y hasta la idea misma…

Aventad las palabras…

y si después queda algo todavía,

eso será la poesía.

 

III

Más bajo, poetas, más bajo…

hablad más bajo no gritéis tanto

no lloréis tan alto

si para quejaros

acercáis la bocina a vuestros labios,

parecerá vuestro llanto

como el de las plañideras, mercenario.

 

IV

Y si el verso

poetas cortesanos

si el verso como el hombre

no fuese de cristal sino de barro.

 

V

Poeta,

ni de tu corazón,

ni de tu pensamiento,

ni del horno divino de Vulcano

han salido tus alas.

Entre todos los hombres las labraron

y entre todos los hombres en los huesos

de tus costillas las hincaron.

La mano más humilde te ha clavado

un ensueño…

una pluma de amor en el costado.

 

***

 

Sé todos los cuentos

Yo no sé muchas cosas, es verdad.

Digo tan sólo lo que he visto.

Y he visto:

Que la cuna del hombre la mecen con cuentos,

que los gritos de angustia del hombre los ahogan

con cuentos,

que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,

que los huesos del hombre los entierran con cuentos,

y que el miedo del hombre…

ha inventado todos los cuentos.

Yo no sé muchas cosas, es verdad,

pero me han dormido con todos los cuentos…

y sé todos los cuentos.

 

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