El pintor francés, Eugène Delacroix, fue un revolucionario de la pintura en su tiempo. Pero además, a través de sus diarios, no solo tuvo influencia en la pintura, sino también en la crítica de sus tiempos y en el descubrimiento de los colores de una África que muy pocos europeos imaginaban.
El pintor galo también tuvo la fortuna de convivir con genios artísticos de la talla de los escritores Stendhal, Victor Hugo, Charles Baudelaire o Alexandre Dumas.
Delacroix fue un melómano declarado que se relacionó, nada más y nada menos, que con Chopin, Liszt, Paganini o Schubert.
Sus ídolos de la pintura eran otros grandes maestros como los españoles Velázquez, Goya y los flamencos Rubens o Rembrandt, a quienes iba a estudiar y copiar en el museo más importante y majestuoso de Francia, el Louvre.
Y aunque sus grandes pinturas son muchas, Jamlet decidió que serían siete las que publicaría acompañando este homenaje al genio de la pintura francesa.

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