Borboreta, papillon, butterfly, papalotl o péepem, las mariposas son de los pocos insectos aceptados popularmente, lo cual podría ser debido a ese aletear tan suave y sutil que les da su nombre en inglés. Estas criaturas son tan queridas entre los seres humanos que incluso existen mariposarios destinados a su reproducción en los que podemos aprender un poco más de su ciclo de vida e incluso tener un encuentro más cercano con ellas. Y qué decir, de todos los símbolos que representa tatuarse una mariposa o usar un broche con su figura. Lo que casi nadie sabe es que estos artrópodos pertenecen al grupo de los insectos que se caracteriza principalmente por tener tres pares de “patas”… seguramente en el instante en el que leíste la idea anterior comenzaste a pensar en todos aquellos “bichos” en los que probablemente has percibido esta condición. Si no fue así, solamente te diré que sí; las hormigas, abejas, moscas, escarabajos y avispas se agrupan junto con ellas. Además de ser insectos, las mariposas son lepidópteros, las escamas en sus alas (del griego lepis.- escama) son el carácter principal. Éstas semejan al polvo de hada en la historia de Peter Pan, ya que sin ellas pierden de a poco la habilidad para poder volar, por eso no es la mejor idea que intentes tocarlas, ya que las escamas son estructuras tan finas que las quitamos con nuestros dedos y así como en el cuento… ¿quién puede volar sin polvo mágico?
Entonces, pensemos un poco, si la presencia de escamas define al grupo de las mariposas… ¿no crees tal vez que las palomillas o aquellas palomas enormes que entran VOLANDO en las noches a tu casa atraídas por la luz pueden ser la versión nocturna de aquellos coloridos ejemplares diurnos? Para responder esa pregunta -que espero te hayas hecho- te diré que es correcto, y a pesar de que las polillas o palomillas están rodeadas de tabúes de mala suerte o fobias, tienen una gran importancia ecológica pues representan una fuente importante de alimento para organismos más complejos –evolutivamente hablando– como lo son murciélagos, anfibios o reptiles que viven de noche. Además son polinizadoras como las mariposas, solo que de diferentes especies de plantas, lo que permite entonces la reproducción de todo un conjunto de vegetales que atraen a su respectivo insecto, desde que amanece y mientras dormimos.
Es increíble ¿no?, como cada ser vivo es un engrane con el tamaño y forma exacto dentro de un sistema perfectamente sincronizado. Por ello, no importa el color, tamaño o “fealdad” de cada pieza dentro del engranaje, sino la historia evolutiva que ha llevado a esa especie a ocupar ese preciso lugar dentro de la maquinaria que conocemos como vida.
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