Es natural, dicen algunos, que si naces en casa de un aficionado a tal o cual equipo tu destino es ser hincha a morir de los mismos colores de tu padre.
Sin embargo, esa máxima no se cumple siempre y es muy normal ver, por ejemplo en México, una familia en la que el abuelo y el padre son “Chivas de corazón” y el hijo -rompiendo con la tradición- es un apasionado de los “colores azulcrema”.
En Argentina, por citar otro caso, hay hogares divididos porque el padre es un loco aficionado de Boca Juniors y los hijos –quizá en un acto de rebeldía– alientan un fin de semana tras otro, a los “millionarios” de River Plate.
Ejemplos hay muchos a lo largo y ancho del mundo: padres madridistas con hijos culés; abuelos fanáticos del Marsella con nietos que solo conocen las glorias de los potentados del Paris Saint Germain; hijos de aficionados de los Citizens que matarían por vivir en el campo del ManU, y un larguísimo etcétera.
Los amantes del futbol más clásicos y, probablemente, menos abiertos a los cambios dicen que los casos antes mencionados son el claro ejemplo de la traición más grande que un padre o un abuelo podría vivir. Que el corazón sufre y nunca se recupera.
Sin embargo, hay otros que entienden que el mundo cambia y que no importa que tú ames a un equipo por sobre todas las cosas, si tu hijo decide que apoyará al odiado rival debes entenderlo y soportarlo.
Y eso es lo que ha hecho el defensa de la Juventus, Leonardo Bonucci, quien entendió que, a pesar de ser jugador e hincha de la Juventus, él debía apoyar a su hijo mayor quien se decantó por los colores del Torino, máximo rival del equipo en donde su padre se ha hecho una leyenda.
Incluso, el mismo Bonucci ha acompañado a su hijo a ver al odiado rival, lo que le ha traído muchas críticas, pero también aplausos de los aficionados de la Juve de su corazón.
El último episodio de los Bonucci –padre e hijo– se dio el pasado fin de semana, cuando la Vecchia Signora se coronó campeón de la liga italiana. Al entrar a recibir su medalla, el jugador llevó a sus dos hijos para acompañarlo, pero la reacción del mayor –el aficionado del Torino— se hizo viral: estaba desilusionado, o eso se percibe, de ir a festejar el título del máximo rival.
¿Ustedes qué harían de estar en los zapatos de Bonucci?
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