Por Jim (Director Jim)
¡Saludos, viajeros a lo desconocido! Tras un par de semanas en el espacio, regresé al planeta para encontrarme con cierto sujeto que, según los rumores, mandaba a la gente a mi barca con sólo escuchar o leer su nombre, por lo que nadie quería decirme nada al respecto. Aunque esto siempre es benéfico para el negocio, todo sonaba demasiado bueno para ser verdad, así que decidí conocer al susodicho…
Un flashback de época, rápido y directo, junto con una enigmática locomotora nos plantean el misterio central de la historia y nos da la bienvenida a la cinta. Sin embargo, temo decirles que el primero es lo más emocionante que verán en la cinta y la segunda es irrelevante para la trama (tampoco les estoy arruinando gran cosa)… Pero vayamos por partes.
Conocemos a Elliot, Sasha, la novia de éste, y John, su mejor amigo, quienes han ingresado a la universidad y acaban de adquirir una “casita” para vivir cerca. Obviamente, algo no anda bien ahí, pero aceptamos fingir sorpresa cuando todo salga mal. Entre tanto, percibimos que la cercanía y la unidad que existe entre los tres… tal vez es demasiada, lo que genera una duda muy sutil y nos engancha un poco más…
Hasta que empiezan con los clichés de la “amiga rara y misteriosa que sabe de éstas cosas”, la “sesión espiritista que nadie toma en serio pero es verdad” (porque claro, después de una fiesta, no hay nada mejor que buscar espíritus), y por supuesto, los espectros que lucen sus habilidades y sus firmas (en este caso, unas moneditas), pero que aún no pueden hacerle nada a las personas.
Empieza entonces la caída de los protagonistas en el embrujo del Bye bye man, que materializa sus miedos e inseguridades frente a ellos…. Lamentablemente, ninguno de sus intérpretes tiene la suficiente habilidad actoral para que esto sea creíble: por el contrario, cada visión nueva se torna en algo más incómodo que aterrador, como cuando te cuentan un chiste que no entiendes.
Y es que la película entera es eso: una broma sin gracia. Nada de la información que te ha brindado importa hacia el final, no hay cohesión, no generas un vínculo real con sus protagonistas. ¡Hasta el dichoso encapuchado es una tomada de pelo! Un maquillaje flojo, un diseño desangelado, características que no sirven para nada (para este punto, ya estarán hartos de las mentadas moneditas) y un acompañante espectral tan mal animado que parece de videojuego de hace dos décadas.
En algún punto entran en juego un par de personajes más, que no hacen más que abultar la trama y tratar de crear un clímax más emocionante, sin conseguirlo para nada (¿en serio Carrie Ann-Moss no tiene más chamba?). El enfrentamiento final con la criatura no podría importarte menos, con demasiados momentos de humor involuntario o inconsistencias que confunden más de lo que resuelven. ¿Lo más irónico? Que crean que uno quiera ver una segunda parte de esto.
¿El veredicto del barquero? «No lo pienses, no lo digas”. Si la película te lo pide, hazle caso: no la veas, no la recomiendes, no se la menciones a nadie, ni siquiera la consideres para tus tardes de ocio. Una buena premisa desperdiciada, un espectro barato y mal diseñado y una trama que no emociona ni entretiene. Si la olvidas, le harás al mundo un favor.
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