La mayoría de los seres humanos siempre estamos viviendo experiencias nuevas, ya sea porque así lo requiere nuestro trabajo, o incluso la propia vida.
Estas experiencias no necesariamente significan ser experto en una tarea, sino hacer algo nuevo en nuestro día a día. Por ejemplo, probar una marca de café diferente, comer en la recámara en lugar del comedor, leer a un nuevo autor —o una nueva página—, dormir del lado contrario de la cama o besar a tu pareja no en la boca, sino en la nariz.
Además, todas las acciones que hoy hacemos repetidamente las hicimos por primera vez en otro momento, y en ese entonces experimentábamos algo nuevo. Todos dimos nuestros primeros pasos hace muchos años, dijimos nuestras primeras palabras, tuvimos un primer día de clases. Bebimos una cerveza sin tener conocimiento de lo que hacíamos y nos emborrachamos porque no estábamos acostumbrados.
La experiencia, creo, se basa en el peso que le damos a eso que hacemos, y al hecho de ser conscientes de que por lo menos una vez en el día, en la semana o en el mes, sin quererlo, hacemos algo “nuevo”.
Afortunadamente en esta etapa de mi vida he podido tener muchas nuevas experiencias, y una de éstas ha sido, precisamente, Jamlet Inculto; que me ha abierto la posibilidad de hacer algo que me gusta y aprender más sobre el mundo, la gente, la vida —aunque suene cursi—.
Hace poco tuve la oportunidad de realizar mi primera entrevista, y las cosas no pudieron salir mejor, porque la persona a la que me tocó entrevistar es alguien que tampoco estaba acostumbrado a dar detalles de su vida privada y de sus propias experiencias, o no al menos tan abiertamente —es decir, frente a una cámara y ante cuestionamientos directos—, porque en realidad, en redes sociales hay cerca de 452 mil 929 personas que lo siguen y que saben que tiene una esposa, que tiene una perra a la que a veces reconoce como “Gorda”, que le encantan los tacos, que es fanático de Game of Thrones y un montón de cosas más que se han aprendido a base de leer sus viñetas. Estoy hablando de Alberto Nieto, reconocido por ustedes como Betinorama, quien hace unas semanas lanzó su PRIMER libro con el apoyo de una editorial —Penguin Random House— bajo el sello de Grijalbo, El Mapa de mi Lonja; y precisamente sobre la publicación y mucho más, hablamos cerca de una hora. Éste es el resultado.
JB: Decidiste dejar el mundo corporativo para hacer lo que más te gusta. ¿A qué te dedicabas antes?
B: Estudié mercadotecnia en el Tec. de Monterrey, y estuve más de seis años trabajando en Grupo Lala.
Siempre me ha gustado esto de dibujar. Era el típico niño que tenía sus libros llenos de dibujitos. Antes de estudiar mercadotecnia tenía la inquietud de estudiar artes, pero mi familia me dijo: “ahorita tenemos la oportunidad, después no sabemos. Aprovéchalo ahorita. Quién sabe como te pueda ir en artes”. Yo lo entendí, y entonces decidí ir por mercadotecnia, porque además me encantan los números, las matemáticas, el análisis y la parte relacionada con el consumidor.
Alberto me contó que si tomó la decisión de dejar Grupo Lala fue porque ya tenía varios proyectos en marcha: se dedicaba al dibujo, en cierta medida, e incluso ya había colaborado con la revista Indie Rocks.
En 2010, aún siendo godín, nació Betinorama como un ejercicio “para hacer algo más fácil —y relajante— en el día a día”. Dibujaba en el coche, atorado en el tráfico, y poco a poco empezó a mejorar su técnica.
“Un día decidí subir el proyecto a redes sociales. Me empezó a ir bien porque la gente comenzó a identificarse y es que de pronto caí en un segmento de parejas, pues tengo a mi esposa y de lo que hablaba era de lo que me pasaba con ella. Así fue creciendo el proyecto y a los seis meses de que lo subí a redes sociales decidí salirme de trabajar”.
Sobre esas primeras experiencias, Betinorama me habló sobre su viaje a Brasil, donde pensaba que sería más fácil encontrar “la aventura” pero en realidad resultó todo lo contrario, porque estaba lejos de casa y porque no tenían amigos —se fue solo con su esposa—. Sin embargo, allá pudo dedicarle el tiempo a su trabajo como dibujante y narrador, algo que no pudo hacer mientras trabajaba en el mundo corporativo.
JB: ¿Te arrepentiste en algún momento de alejarte del mundo de oficinistas?
B: No fue arrepentimiento, fue miedo al fracaso. Pero para superar eso hay que levantarse si las cosas salen mal y después chingarle. Me tardé unos años en llegar aquí, y lo voy a disfrutar unos tres o cuatro años más, porque si algo he aprendido es que no es bueno quedarte en un mismo lugar. Acomodarte hace que dejes de disfrutarlo. En mi próximo proyecto quiero hacer otro libro, algo sobre México, contarte experiencias no necesariamente desde el enfoque cómico. Antes de Betinorama tenía otro proyecto, Sade —Sangre y Derivados— es una parodia del mundo corporativo, a lo mejor lo retomo después.
JB: El otro día me encontré con el vídeo que hiciste para Fondeadora con el fin de lograr imprimir tu primer libro-cómic: Diario de un pedazo de carne…
B: Esta es mi primera compilación. Ahorita estamos en una época diferente, tuve mucha suerte y el apoyo de la gente fue el que logró que eso fuera posible.
Sobre el libro te puedo decir que si algo hizo falta fue mejorar el asunto de la distribución y del precio…
JB: Además, me encontré con que después del cómic lanzaste un videojuego…
B: Lo hice con gente que no tiene pasión, que va más por el dinero y no se trata de hacer las cosas por lo económico, sino porque te apasionan. Pero todo son enseñanzas. Al videojuego no le fue bien, fue un fracaso y a pesar de eso sí me animaría a hacer otro.
A propósito, Betinorama también me dijo que cree en la cultura del fracaso, que quien no ha fracasado es porque no lo ha intentado, y que de cada mala experiencia se aprende algo. Por ejemplo, él aprendió a acercarse a la gente apasionada y sobre todo, a controlar su proyecto, el cual ha ido mutando, creciendo y mejorando.

JB: Cómo definirías al Mapa de mi Lonja: cocina, ficción, biográfico… ¿?
B: Es un poco de todo, mi trabajo es un poco de todo. Yo solo te doy una parte. El esqueleto de El Mapa de mi Lonja viene del libro Relish, del autor estadounidense Lucy Knisley, este libro es una novela gráfica que sí habla de comida. Yo no te hablo de solo de comida, te hablo de la vida. Aquí está todo lo que he aprendido. El libro tiene un poco de Mafalda, de Los Simpsons… Es una mezcla de todo.
Uno de los problemas a los que me enfrenté en El Mapa fue el hecho de que en México había demasiada comida. Me iba a enfocar en eso cuando arranque el proyecto pero tuve que ir soltando ideas. Para este libro decidí irme por… Mi vida. Por ejemplo, para el capítulo del café y del mezcal en algún momento quise hablar de eso, pero si te das cuenta, terminé hablando de otra cosa, de que no debes tener miedo a arriesgarte.
Al final me quedó algo raro —hablando del libro en general—, pero quedó algo que me gustó. No es nada de lo que planeé pero quedó mejor.
Con esta obra, Betinorama no busca darnos la receta del mole de olla o de la michelada. Lo que quiere es que recuerdes tus experiencias al leer ciertas situaciones y sobre todo, que aprendas —en perspectiva— de éstas.
JB: ¿Qué estás leyendo en estos momentos?
B: No estoy leyendo nada. Antes leía mucho, en la secundaria y en la preparatoria era muy buen lector, porque mi mamá me inculcó el hábito. Pero ahorita me estoy enfocando en otras cosas, a ver series, videojuegos. Lo último que leí fue hace como cinco meses, un libro que me dio mi esposa, ella sabía que lo quería, de pronto lo encontró y me lo regaló. Es un fanzine. Se llama Too Much Coffee Man.
JB: En tus tiras tocas temas de política también…
B: Sí, pero no tanto. Hablo de todo, porque me gusta estar informado. Por ejemplo, hablo de cine, y a veces lo hago con un poco de opinión, porque hay cosas que percibo sobre la cultura pop, que me gusta.
La política conlleva otro tipo de humor, y es un humor que no hago yo. La política no es algo que me divierta. A mí me gusta crear analogías de las cosas sencillas. El aspecto político es muy claro, y no hay analogías ni nada. Más bien lo que yo quiero decirle a mi lector es que no se preocupe tanto por las cosas, que disfrute.
Desafortunadamente el tiempo se nos acabó, y tuvimos que despedirnos de Betinorama, no sin antes hacerle un juego.
¿Alguna vez vieron Friends? ¿Recuerdan el episodio en el que Phoebe no sabe si debe ir a ver o no a su papá y Joey le hace algunas preguntas para ayudarla a tomar una decisión? Él cuestiona y ella responde lo primero que se le viene a la cabeza. Pues algo así hicimos con el autor de El Mapa de mi Lonja y esto fue lo que nos dijo:
0 comments on “Hablando de primeras experiencias: entrevista con Betinorama”