Por Jim (@DirectorJim)
¡Saludos, viajeros a lo desconocido! ¿Qué hay en la obscuridad que les produce tanto miedo? Sé que muchos de ustedes le dispararían sin pensarlo con tal de estar a salvo… y conozco a aquéllos que estaban del otro lado.
No hay peor presagio que iniciar con una muerte en pantalla. Pero aquí no es un susto rápido o inesperado como en las cintas tradicionales del género: es un proceso lento y muy cruel, el cual nos dejará una sensación de intranquilidad que no se irá por el resto de la cinta. Además, aprovecha para presentarnos a nuestros protagonistas, una familia conformada por Paul (Joel Edgerton), su esposa Sarah (Carmen Ejogo) y su hijo Travis (Kelvin Harrison Jr.).
Éste último ha estado teniendo un par de sueños inquietantes, cuya rareza sólo se irá incrementando conforme avance la película (gran detalle que estén filmados en otro formato). Tal vez se deban a la reciente aparición de una enfermedad misteriosa, y aunque no se nos dice gran cosa sobre ella, ya pudimos apreciar sus funestas consecuencias. Por ello, viven refugiados en medio del bosque, alejados de todo.
O eso es lo que creían, hasta que un hombre intenta entrar en su hogar. Sólo hasta que lo capturan y lo amarran a un árbol es que Paul se permite conocer a Will (Christopher Abbot), quien busca refugio para su propia familia. Tal vez esta similitud hace que ambos hombres conecten y decidan ayudarse.
Sin embargo, la duda persiste. Aunque parece que no ocurre gran cosa a cuadro, es importante notar como la relación entre ambas familias incrementa en un ambiente de tensión, pues aunque unos dan la bienvenida, no todos están dispuestos a bajar la guardia. Y es por ello que el ritmo pausado sólo hace esto aún más tortuoso.
Finalmente, un par de incidentes detonan la histeria que ya se había acumulado a causa de la incertidumbre. Poco importará quién sea el culpable cuando las consecuencias sean funestas para todos, con actos que, más allá de toda justificación, no dejan de ser atroces.
No es un final contundente (de hecho, te dejará un poco frustrado y con ganas de saber más), aunque no por ello es menos perturbador ver cómo la criatura que ronda por esos lares finalmente lo devora todo…
¿El veredicto del barquero? Paranoia total. Alejada de los cánones clásicos del horror, Viene de noche propone una atmósfera más delirante y pesada, en el que los monstruos que no están a plena vista terminan por ser los más peligrosos. Hay que tenerle paciencia a su ritmo para conseguir disfrutarla; en caso contrario, conviene probar con algo más convencional.
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