La obra de Gustav Klimt es más que El Beso y el Retrato de Adele Bloch-Bauer I, es cierto, pero esas dos pinturas marcaron un antes y un después en su época.
Curiosamente, ambas pinturas pertenecen a la etapa en la que Klimt se acercó más a la crítica y al éxito comercial. La técnica a base de pan de oro ya la había utilizado en su juventud, sin embargo fue en esa época en la que pintó ambas obras y cuando más la utlizó.
Después de su muerte toda su obra inconclusa fue destruída por los nazis al considerar que podía ser considerada botín de guerra, así que no nos queda más que disfrutar de todas las pinturas que a lo largo de su vida –y de sus varias etapas y estilo– el genio vienés creó.
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