Por Jim (@DirectorJim)
¡Saludos, viajeros a lo desconocido! “Ten cuidado con lo que deseas” reza un viejo adagio que muchos de ustedes conocen, pero que la mayoría ignora, una razón por la que terminan en mi barca. Sin embargo, si pudieran garantizarles que se los cumplirían, ¿estarían dispuestos a pagar el precio?
A pesar del trauma infantil que presenciamos (y que arruina el que pudo ser el único giro del filme), Clare (Joey King) es una chica de preparatoria bastante normal… y quizá ese es el problema, pues está en esa fase en que se siente incomprendida y rechazada, lo que le trae problemas en la escuela y con su padre, quien no sabe cómo apoyarla, excepto quizá regalándole lo primero que se encuentra en la basura (es literal: es alguna clase de pepenador).
El objeto resulta ser una caja de música china, que se presume como una “olla de los deseos”, capaz de volver realidad las fantasías de su portador. Aunque Clare sabe lo estúpido que suena la idea, una vez comprobado su poder comienza a aprovecharlo (aunque en ñoñadas como ser popular o que su papá no le haga pasar osos). Eventualmente, descubrirá que sucesos horribles empiezan a ocurrirle a la gente a su alrededor…
O algo así. Aunque adivinar quién será la próxima víctima es divertido, el círculo de “gente cercana” de Clare se vuelve ambiguo de acuerdo a las necesidades de la trama (¿a la prima del amigo como por qué le tocó?) y para evitar caer en lo predecible, aunque sin conseguirlo. Una vez que uno conoce las reglas de la caja, el final queda claro.
Mientras tanto, podemos disfrutar de una galería de muertes desagradables a la vista (para una película clasificación B), aunque poco inspiradas (no es nada que no hayamos visto ya en otras cintas del género) y hasta ridículas, al grado de no saber si se trata de humor negro o humor involuntario (lo tendrán muy claro con la tina).
Del mismo modo, la protagonista no es capaz de definirse adecuadamente (más allá de su perpetuo ceño fruncido), pasando de la típica “bicho raro” a una especie de psicótica-paranoica, ambas facetas exageradas y con poca empatía con el espectador, lo que afecta seriamente el desarrollo del tercer acto, el cual se vuelve irritante. Por suerte, los otros personajes son bastante más agradables e incluso, conocidos para el público, incluyendo a un miembro de Maze Runner y a Barb de Stranger Things (papel que parece repetir aquí).
A pesar de todo, hay que reconocerle que, si bien no hay sorpresas, la película cierra correctamente, y como toda cinta ilusa que confía demasiado en su premisa, coquetea con la posibilidad de una continuación, la cual captó mi interés por la forma en que es planteada pero que no echaré en falta si nunca ocurre.
¿El veredicto del barquero? Destino final “teenager”. Una cruza rara entre la famosa saga de muertes improbables y una película genérica de adolescentes, que por desgracia no acaba de definirse entre el horror explícito y la comedia. A pesar de su predecible argumento y personajes cliché, entretiene sin problemas si no se le toma en serio.
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