Rabindranath Tagore, Premio Nobel de Literatura 1913, es uno de esos grandes escritores universales, que si bien tiene su fuerte en la poesía, su vena filosófica permitió que se destacara también en la escritura de novelas, ensayos, obras de teatro y hasta en composición de canciones que llegaron a ser los himnos nacionales de India y Bangladesh.
Jamlet Inculto sabe que elegir entre la vasta obra de Tagore es casi una epopeya, por esa razón eligió en esta ocasión solo cinco poemas que más de uno de ustedes va a dedicarles a sus amores.
Me parece, amor mío, que antes de rayar el día de la vida…
Me parece, amor mío, que antes de rayar el día de la vida
tú estabas en pie bajo una cascada de felices sueños,
llenando con su líquida turbulencia tu sangre.
O, tal vez, tu senda iba por el jardín de los dioses,
y la alegre multitud de los jazmines, los lirios y las adelfas
caía en tus brazos a montones y, entrándose en tu corazón,
se hacía algarada allí.
Tu risa es una canción, cuyas palabras se ahogan
en el gritar de las melodías; un rapto del olor de unas flores
no vistas; es como la luz de la luna que rompiera a través
de la ventana de tus labios, cuando la luna está escondiéndose
en tu corazón. No quiero más razones; olvido el motivo.
Solo sé que tu risa es el tumulto de la vida en rebelión.
***
Para que yo no te conozca tan pronto, juegas conmigo…
Para que yo no te conozca tan pronto, juegas conmigo.
Me ciegas con tus repentinas risas para que no te vea tus lágrimas…
Conozco, conozco tu arte. ¡Nunca dices lo que quieres decir!
Por miedo a que yo no te tenga en lo que vales,
me evitas de mil modos. Te apartas de la multitud
para que yo no te confunda con ella… Conozco, conozco tu arte.
¡Nunca vas por donde quisieras ir!
Como puedes más que nadie sobre mí, te callas. Me dejas
mis regalos con descuido juguetón… Conozco, conozco tu arte.
¡Nunca aceptas lo que quisieras aceptar!
***
Perdóname hoy mi impaciencia, amor mío…
Perdóname hoy mi impaciencia, amor mío.
Es la lluvia primera del verano, y la arboleda del río
está jubilosa, y los árboles de kadam, en flor,
tientan a los vientos pasajeros con copas de vino de aroma.
Mira, por todos los rincones del cielo los relámpagos
dardean sus miradas, y los vientos se yerguen por tu pelo.
Perdóname hoy si me rindo a ti, amor mío. Lo de cada
día anda oculto en la vaguedad de la lluvia; todos los
trabajos se han parado en la aldea; las praderas están
abandonadas. Y la venida de la lluvia ha encontrado en tus
ojos oscuros su música, y julio, a tu puerta, espera, con
jazmines para tu pelo en su falda azul.
***
Regalo de amante
Anoche, en el jardín, te ofrecí el vino espumeante
de mi juventud. Tu te llevaste la copa a los labios,
cerraste los ojos y sonreíste;
y mientras, yo alcé tu velo, solté tus trenzas y traje sobre mi pecho tu cara dulcemente silenciosa; anoche,
cuando el sueño de la luna rebosó el mundo del dormir.
Hoy, en la calma, refrescada de rocío, del alba, tú vas camino del templo de Dios, bañada y vestida de blanco,
con un cesto de flores en la mano. Yo, a la sombra del árbol, me aparto inclinando la cabeza; en la calma del alba,
junto al camino solitario del templo.
***
El fuego
- Oh fuego, hermano mío, yo te canto un canto delirante. Eres la imagen brilladora y púrpura de la libertad.
Alzas tus brazos hacia el cielo y tus dedos ávidos pulsan las arpas del aire.
Y danzas tu danza ligera y terrible al son de tu propia música.
- Cuando finen mis días, cuando mi alma rompa los límites, en ti arderán, hasta ser pávida
ceniza, mis ojos, mis manos y mis pies.
Mi cuerpo se hará uno con el tuyo, mi corazón será arrebatado en tu frenético torbellino,
y la llama trémula que era mi vida se fundirá con tu llama única.
Bellos, geniales , dicen tanto . Como su….. Dormía y soñaba, que la vida era alegría.
Desperté y ví, que la vida era servicio.
Serví y ví, que el servicio era la alegría.
Namasté. _/\_
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Haber leido estos exquisitos versos, como resultado quiero follar
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Lo mejor del mundo, simple, profundo, poeta de poetas, lo mejor que Dios nos envió
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