¿Las máquinas pueden hacer poesía?

Han de saber ustedes, queridos lectores, que el don de la poesía lo tienen sólo algunos privilegiados, por lo tanto escribir versos –que realmente tengan sentido– no es tarea fácil.

Acaso por esa razón el valor que tienen los poetas suele ser el más alto, al grado de que en la antigüedad incluso los reconocían como la manifestación de los dioses.

Sin embargo, hay quienes se atreven a desafiar esa premisa y desde hace décadas han buscado la manera de crear máquinas o herramientas que a su vez creen versos y compongan poemas…

Un ejemplo de estos inventos es Poetweet, y debemos confesar que aunque hace poemas bastante malos y de pronto sin sentido, nos garantiza diversión.

La plataforma funciona con el contenido que publicamos en nuestros perfiles de Twitter: analiza nuestro historial en la red social y extrae palabras clave. Luego nosotros decidimos qué “clase de poema” queremos y en unos segundos tenemos los versos que sin duda en otro contexto no escribiríamos, pero si no lo creen lean lo que Poetweet hizo con la cuenta @JamletInculto, en la selección de ocho versos:

Ésta no es la única herramienta para hacer poesía; WASP (Wishful Automatic Spanish Poet) es una máquina que recibe instrucciones de métrica, rima y hasta se inspira en la obra de un poeta; fue desarrollada por Pablo Gervás, un profesor de la Facultad de Informática de la Universidad Complutense, quien asegura que para la creación fue necesario entender cómo la lee la mente de un humano, quien al final es la destinataria del poema.

Hasta aquí tenemos dos herramientas que crean poesía por medio de algoritmos; sin embargo creemos que aún les hace falta algo más para poder transmitir lo que los versos de Góngora, Sabines o Gelman: sentimientos.